Cistitis y Candidiasis en verano

Cómo evitar Cistitis, Candidiasis u otras infecciones

Nos hallamos en un verano atípico pero no por ello queremos bajar la guardia ante las posibles infecciones que baños en el mar, piscinas o ríos pueden conllevar si no los prevenimos. En concreto hablamos de las denominadas Candidiasis y Cistitis.

Las infecciones urinarias son las más comunes tras las respiratorias. A pesar de que todavía muchas mujeres las viven como un tabú, el 50% tendrá una infección en el tracto urinario a lo largo de su vida, según la Sociedad Española de Nefrología (SEN).

Justo iniciamos julio y ya estamos viendo en la consulta las consecuencias de bañarse y dejarse el traje de baño puesto con humedad. Los baños en piscinas son sin duda la fuente más frecuente de este tipo de infecciones. El cloro y otras sustancias químicas empleadas para el mantenimiento y la limpieza de estos recintos altera la flora vaginal y sus mecanismos de defensa.

¿Consecuencias? Un aumento de la probabilidad de padecer cistitis o incluso candidiasis.

Cistitis y candidiasis en verano.  ¿Cómo se producen?

En el caso de la cistitis, la inflamación se produce por una infección de bacterias que, a través de la vagina, acceden a la uretra hasta la vejiga.

Normalmente, nuestro flujo vaginal y las propiedades antibacterianas de la orina logran acabar con estos microorganismos, pero si nuestras defensas están debilitadas por el cloro y/o residuos químicos, puede ocurrir que se adhieran al epitelio de la vejiga y se reproduzcan hasta el punto de causar inflamación y dolor.

¿Cuáles son los síntomas de la cistitis y cómo combatirlos?

Si sientes escozor al orinar o ves que debes ir al baño muy frecuentemente es posible que estés sufriendo de cistitis. Asimismo, en muchos casos esta infección provoca dolor abdominal bajo. Lo crucial es acudir al médico lo antes posible.

Mediante un análisis de orina o una cistoscopia, el ginecólogo podrá determinar la infección y recetarte antibióticos. Caso de padecer infecciones urinarias recurrentes, entonces nos plantearemos si el orígen de las mismas puede hallarse en otras causas.

En el terreno de la nutrición, se recomienda tomar comprimidos y/o zumos de arándano, que tienen la capacidad de inhibir la adhesión de estas bacterias en el epitelio de la vejiga.

Su ingesta también es una opción preventiva eficaz, especialmente para las mujeres postmenopáusicas, que son más propensas a desarrollar infecciones urinarias.

Cuidado con la candidiasis y otros hongos comunes

La candidiasis es una infección vaginal común ocasionada por hongos que producen una inflamación de la vagina. En ella viven tanto bacterias como hongos, pero cuando aumenta la población del hongo Candida albicans, debido a un sistema inmunitario debilitado, puede producirse candidiasis.

Si tienes la menstruación, estás embarazada, tomas anticonceptivos orales o has estado tomando antibióticos, esta infección puede producirse más fácilmente.

En el caso de las mujeres gestantes, los cambios hormonales que experimenta el organismo hacen que sean más proclives a padecer esta infección. Lo mismo ocurre con las adolescentes y sus primeros cambios hormonales debido a la menstruación.

En verano, los cambios de temperatura, la humedad y las alteraciones en el pH conllevan cambios en las condiciones de la mucosa vaginal, por lo que el riesgo de sufrir candidiasis aumenta.

Si sientes ardor, picor, enrojecimiento o hinchazón en la vulva, o sufres dolores al orinar o manteniendo relaciones sexuales, acude a un ginecólogo lo más pronto posible.

De confirmarse la infección, este profesional te recetará antifúngicos de administración oral u óvulos en formato supositorio. En una semana, los síntomas de la cistitis y/o candidiasis desaparecen o son más llevaderos.

Prevenir mejor que curar

Os remitimos al post publicado el pasado verano donde también dábamos consejos sobre cómo evitar las infecciones en verano.

Tanto si sufres de cistitis como de candidiasis y estás siguiendo un tratamiento vaginal, debes abstenerte de mantener relaciones sexuales, ya que los fármacos empleados pueden debilitar la estabilidad de los preservativos o diafragmas.

Por último, vigila mucho con las cremas lubricantes durante el verano. Suponen un añadido a la alteración de la flora vaginal en unos meses en los que las mujeres son más propensas a padecer estas infecciones.