Testimonios de Cirugía Íntima Femenina: un procedimiento estético o funcional
La Cirugía Íntima Femenina y la Ginecoestética está en auge. Su aumento ha sido consecuencia directa del aumento de la esperanza de vida y el querer disfrutar de la plenitud física y sexual durante el máximo tiempo posible.
¿La ginecoestética se realiza por motivos médicos o es por motivos estéticos?
La cirugía íntima o también denominada Ginecoestética en algunos casos es una necesidad funcional, en otros, una demanda estética. Nuestro reto como ginecólogos es conseguir que la mujer se sienta a gusto con su zona íntima ante el paso de los años. Antes de aconsejar cualquier tratamiento estético nos aseguramos que no haya ninguna disfuncionalidad ginecológica.
Desde un punto de vista funcional encontramos problemas de sequedad, pérdida de elasticidad vaginal o leves pérdidas de orina. Estos casos pueden significar una importante disminución de la calidad de vida de la paciente que afecta a las relaciones sexuales y a la incontinencia de orina.
Desde un punto de vista estético, una demanda habitual es una labioplastia para recortar los labios vaginales. “La mayor parte de las peticiones que recibimos a nivel estético es el tener unos labios más pequeños. Normalemte las pacientes solicitan obtener labios minimalistas, si asimetrías y con los que se vean mejor”, explica el Dr. Del Pozo. A pesar de ello, recalca el doctor, “no hay dos labios vaginales iguales y todos ellos son normales”.
Es importante destacar que la ginecoestética va mucho más allá de la apariencia de la vagina. Desde un punto de vista ginecológico, también pretende dar solución a alteraciones morfológicas o funcionales de la zona íntima de la mujer.
Testimonios de pacientes de cirugía íntima femenina o Ginecoestética
E.A. de 45 años se hizo una intervención con láser para eliminar las pérdidas de orina
«He tenido tres partos. Juego al fútbol. Tenía pérdidas de orina cuando corría. Solo unas gotitas pero cada vez aguantaba menos sin tener que ir al baño a toda velocidad en medio del trabajo. Había probado rehabilitación de suelo pélvico, bolas chinas, pero no conseguía mejorar. Además me creaba otro problema. Tenía una nueva pareja y me sentía abierta, no sentía nada durante las relaciones, no tenía el placer de antes.
Con la primera sesión de láser intravaginal noté el cierre durante los primeros días. Lo notas en las relaciones y a la hora de ir al baño. Pero luego se pierde. Con la segunda, que me hicieron un mes después, el efecto perdura. Al mes notaba más cierre, a los cuatro meses mejoras en el control de la orina: al correr ya no se escapa. Tengo el suelo pélvico más fuerte y consigo contraer más fácilmente todo, también el clítoris. El deporte es el que te da la señal de que algo no va bien. El sexo, a menudo, si sigues con tu pareja de siempre, es más rutinario. Te das menos cuenta, sabes que el problema existe, pero lo vas dejando. Una nueva pareja te incita a querer sentir más y sentirte mejor. En mi caso ha sido un cambio radical»
Marta de 50 años se hizo un láser por incontinencia leve
«Me dijeron que, tras dos partos, tener pérdidas leves era normal. Decidí someterme al láser intravaginal por la enorme inquietud e inseguridad que te produce perder unas gotas de orina cada vez que toses o que estornudas. Lo comenté con mi ginecólogo y me dijo que claro, que después de dos partos era lo normal, qué quieres. Un día me subí a una colchoneta elástica a dar saltos y tuve que bajarme enseguida porque se me escapaba. También me sentía muy abierta y ancha. Todo dado de sí. Miré por Internet pero era un tema difícil, delicado. Yo trabajo, hago deporte, tengo dos hijos. ¡No paro! Y en cambio, estaba sujeta a los salvaslip, los picores, la irritación.
Al final decidí consultarlo y me dijeron que mi incontinencia era suficientemente leve como para solucionarlo con láser. Me realizaron el tratamiento hace 8 meses. Al principio pensé que no había hecho nada. A partir de la segunda sesión empecé a tener resultados. Ahora ya no se escapa nada. Lo que me molestó más es que la mayoría de médicos consultados dieron mi laxitud vaginal como algo normal y sin remedio.»
Laura de 27 años se hizo una Labioplastia para reducir los labios
“Me lo veía feo. Un labio más grande que otro, esa piel colgando que no servía para nada. No me depilo totalmente, dejo una línea de vello, por las infecciones, pero ese labio demasiado grande me resultaba desagradable. Si montas en bici, te molesta; pero verlo en la ducha, también. Te lo ves antiestético. No, nunca nadie me había dicho nada sobre su aspecto. Tampoco tenía una idea concreta de cómo debía ser. Sólo quería dejar de ver esa piel colgando.
Los doctores te aconsejan por dónde recortar y con un espejito te muestran el trozo, marcado con un boli, que te quitarán. Al principio te lo ves inflamado. Te lo hacen con anestesia local. Durante la primera semana escuece, pica. Por los puntos. Trabajo sentada y durante una semana fue molesto, notabas el corte de los dos labios de arriba abajo. Al mes ya tuve relaciones sexuales sin ningún problema. No se lo he explicado a nadie, ni conozco a nadie que se lo haya hecho. Mira, una operación de nariz se ve. Esto, no, así que no has de contarlo a nadie. No me he planteado retocar la nariz, quizá perdiera personalidad. Tampoco el pecho. Tengo poco, pero me dan tanto miedo los problemas que pueden aparecer. Hay buenos sujetadores. Estoy contenta. No me sentía a gusto. Ahora lo veo todo recogido”.
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Si deseáis obtener mayor información sobre la Ginecoestética, quizás quieras consultar las recomendaciones de Dr. Matlock, un referente mundial en este ámbito.
En la consulta hemos constatado que la búsqueda de la plenitud en las relaciones sexuales no tienen edad. Los tratamientos con láser permiten mejorar las posibles pérdidas de orina, la elasticidad vaginal y la sequedad.