Casi el 95% de las cirugías ginecológicas podrían hacerse vía laparoscópica

La cirugía laparoscópica es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que permite operar a un paciente sin abrir el abdomen. Se utiliza en ginecología pero también en otras disciplinas cómo cirugía general o cirugía oncológica.

¿Cómo funciona?

El procedimiento es realizar dos pequeñas incisiones en la piel, de uno o dos centímetros de diámetro e hinchar el abdomen con dióxido de carbono para crear más espacio. A través de las dos incisiones se introduce un Laparoscopio que incluye una pequeña cámara que proyecto la imagen en la pantalla del quirófano y que permite al cirujano seguir al detalle todo el procedimiento.

¿Por qué se utiliza?

Porque en comparación con la cirugía tradicional, la cirugía laparoscópica es mínimamente invasiva y permite reducir el dolor postoperatorio. La recuperación post-cirugía también es mucho más rápida y el paciente puede ser dado de alta el mismo día de la cirugía o al día siguiente. Además,  la mejora estética es sensible porque casi no queda cicatriz como consecuencia de la intervención.

¿Qué intervenciones se pueden realizar vía laparoscópica?

La extracción de quistes de ovario y miomas, la cirugía de la endometriosis, la ligadura de trompas, la histerectomía (extirpación de la matriz), cirugía de la infertilidad, cirugía de la incontinencia, cirugía del embarazo ectópico, cirugía del cáncer ginecológica, entre otras.

¿Siempre puedo optar a cirugía laparoscópica en las intervenciones de ginecología?

La cirugía laparoscópica se empezó a utilizar en la década de los 80 aunque durante mucho tiempo se utilizó en paralelo con la cirugía abierta o tradicional. Actualmente, prácticamente todas las cirugías ginecológicas pueden realizarse mediante este técnica, menos invasiva, menos dolorosa y con una recuperación mucho más rápida. En la Clínica Ginecológica, en sus más de 20 años de experiencia en cirugía laparoscópica sólo un 5% del total sus intervenciones han requerido cirugía abierta.