Prolapso uterino
¿Qué es el prolapso uterino?
El prolapso uterino se produce cuando el útero, el órgano donde se desarrolla el bebé durante el embarazo, se desprende y cae sobre el canal de la vagina debido al debilitamiento de los músculos y de los ligamentos que lo sostienen. Otros órganos, como los ovarios y la vejiga (cistocele), también pueden desprenderse debido al debilitamiento de los tejidos de la pelvis.
Suele producirse en mujeres que han tenido uno o más de un parto vaginal. También pueden causarlo el envejecimiento y la falta de estrógenos que conlleva la menopausia. Otros factores de riesgo de la aparicioón del prolapso uterino son la tos crónica y la obesidad, ya que incrementan la presión en la pelvis, y también los tumores pélvicos, aunque éstos son poco comunes.
Puede ser leve, moderado o grave según el grado de descenso del útero. En los casos más graves, este órgano sobresale más allá de la abertura vaginal.
¿Qué síntomas produce el prolapso uterino?
El prolapso uterino puede condicionar la actividad cotidiana de la mujer y ocasionarle molestias que empeoren su calidad de vida. Los síntomas más frecuentes del prolapso uterino son:
- Sensación de estar sentada en una bola pequeña
- Relación sexual difícil o dolorosa
- Ganas de orinar frecuentes y necesidad urgente y repentina de orinar
- Lumbago
- Infecciones continuadas en la vesícula
- Sensación de pesadez en la pelvis
- Sangrado vaginal o aumento del flujo vaginal
A partir de los 45-50 años, con el inicio de la menopausia, el porcentaje de mujeres que viven condicionadas por este tipo de molestias es bastante elevado, aunque muchas no lo comuniquen por pudor o vergüenza. Con las nuevas técnicas quirúrgicas, el prolapso uterino puede resolverse satisfactoriamente en la mayoría de los casos, una vez comprobado el buen estado de salud de la mujer.
¿Cuál es el mejor tratamiento para el prolapso uterino?
Durante años, el prolapso uterino se ha tratado con la introducción de un pesario vaginal, un dispositivo para sostener al útero, aunque últimamente la intervención quirúrgica se ha demostrado más eficaz. Los pesarios requieren una limpieza periódica y en algunos casos pueden irritar la pared vaginal, interfiriendo en las relaciones sexuales.
En un elevado porcentaje de los casos de prolapso uterino, se puede resolver con una sencilla intervención quirúrgica que consiste en la colocación de unas mallas de polipropileno que sujetará este órgano. También se puede optar por una histerectomía, es decir, extraer el útero y arreglar las estructuras que lo soportan.
La paciente puede ser anestesiada de cintura para abajo (anestesia peridural) o bien con anestesia total. El periodo post-operatorio es de dos a cuatro días, pudiendo volver a hacer vida normal a las dos semanas.
Evidentemente, este tipo de técnicas requieren de personal experimentado, por lo que es imprescindible acudir a un centro médico que cuente con todas las garantías. Después de la intervención, la mujer disfrutará de nuevo de libertad para realizar todo tipo de actividades y podrá gozar de nuevo con sus relaciones sexuales.