Semana 35 del embarazo
Semana 35 del embarazo: qué ojos tan hermosos…
Hace ya semanas que los ojos de tu bebé se ven abiertos en las ecografías. Pero eso no implicaba que pudieran ver. Es ahora a partir de la semana 35 del embarazo cuando ya el feto empieza a enfoca, parpadea y dirige los ojos de una manera coordinada.
Aunque pasa mucho tiempo durmiendo, el desarrollo de su cerebro y su sistema nervioso se acelera durante estas semanas. Ya mide más de 46 centímetros y pesa unos dos quilos y medio.
Si estás embarazada de gemelos, el momento del parto puede que ya no esté muy alejado. Normalmente, acostumbra a producirse antes de la semana 37 de gestación. Por fortuna, los pulmones de los bebés ya están suficientemente maduros para poder respirar de manera autónoma tras el nacimiento.
Lo mismo ocurre en el caso de partos prematuros de un único feto. Solo un 10% de bebés de 35 semanas, aproximadamente, padecen dificultades al respirar. En cualquier caso, acostumbra a ser un problema leve que se soluciona proporcionándole oxígeno durante los primeros días.
El cultivo vaginal
Entre esta semana y la 37 seguramente te practicaran un cultivo vaginal. Es una prueba totalmente indolora que consiste en recoger muestras en tu vagina y ano. Esto se hace para descartar la presencia del streptococo agalactiae en tu flora vaginal.
Se trata de una bacteria que no produce infección ni síntomas en la mamá, pero que puede causar una infección grave en el bebé tras el alumbramiento. Si la prueba proporciona un resultado positivo se administrará antibiótico a la mamá durante el parto, para evitar que el estreptococo contagie al recién nacido.
El restreñimiento puede aumentar durante el periodo que falta hasta el parto. Puedes combatirlo bebiendo alrededor de dos litros de agua al día, comiendo alimentos ricos en fibra y haciendo ejercicio.
Trata de no permanecer tendida boca arriba, ya que esta posición comprime la vena cava y produce bajadas de tensión y los consiguientes mareos. La postura ideal para descansar es colocarse sobre un costado. Así, además de evitar marearte, favoreces el intercambio de oxígeno con tu bebé.